La Masía se encuentra en el corazón del Alt Empordà, en la zona conocida como Garrotxa de L’Empordà, entre los pueblos milenarios de Lladó y Cistella. Es una localización privilegiada, ya que se encuentra entre la costa y la zona interior de la Alta Garrotxa, los primeros estribos de la Sierra de Estela. En menos de una hora es posible visitar zonas de gran interés paisajístico y natural, tales como el Parque Natural del Cap de Creus , el Paraje Natural de Interés Nacional de la Albera, la reserva natural de Salinas-Bassegoda, el riu Muga, el pantano de Boadella, la zona volcánica de la Garrotxa, las pozas de Sadernes, El lago de Banyoles y el Parque Natural de los Aiguamolls del Empordà.
Es una comarca que en sí misma constituye un espacio natural, atravesada por ríos caudalosos, que permiten la práctica de deportes, montañas para hacer senderismo, Cicloturismo y BTT, pantanos y lagunas para practicar deportes náuticos, y maravillosas calas y playas en el litoral ampurdanés, donde practicar deportes náuticos. Si sois amantes del riesgo, también puede lanzarse en paracaídas en Empuriabrava.
En cuanto a visitas culturales, la oferta es similar, ya que cerca de la masía se encuentra Figueras, con el Museo Dalí, Besalú, Cadaqués, los pueblos medievales del Empordà, los Monasterios de Sant Pere de Rodes y Sant Quirze de Colera, y la región megalítica más importante de Cataluña con más de un centenar de dólmenes.
Tampoco es necesario que se desplace en coche, ya que desde la puerta de casa es posible realizar una excursión andando a solitarios charcos y cascadas del río Manol (30 min) donde podrá bañarse en sus cristalinas aguas, realizar excursiones en bici BTT a partir de la ruta 20 el circuito de BTT Salines Bassegoda-, o simplemente dar un paseo por los senderos que atraviesan los bosques de los alrededores de la casa, en la temporada, es posible encontrar diferentes tipos de setas.
La oferta gastronómica de la comarca es excelente destacando la cocina del Restaurante Badó situado en el mismo pueblo de Cistella.
Para los más nostálgicos, Can Trull es una típica tienda de “víveres” que Montse mantiene abierta todos los días del año.